Menores, adolescentes y jóvenes

Debido a las extenuantes jornadas laborales de los adultos, principalmente de aquellos que se desenvuelven en el sector turístico, en Quintana Roo se haempezado a dar el fenómeno social conocido como niño llave o niño cadena. A temprana edad los niños llave adquieren responsabilidades tales como ir solos a la escuela y regresar a casa sin compañía de sus tutores, prepararse alimentos e incluso cuidar de sus hermanos menores, ya que sus padres están trabajando. La carencia de una figura familiar de autoridad conlleva a conductas de riesgo relacionadas con acciones delictivas, vandalismo, adicciones, embarazos a temprana edad e incluso suicidios. Por su parte, los niños cadena permanecen la mayor parte del tiempo encerrados en sus casas hasta que sus padres llegan después de su jornada laboral. Estos niños no asisten a la escuela y,  en consecuencia, no desarrollan habilidades sociales ni capacidades que se adquieren en el aula escolar y en el ámbito comunitario, por lo que se enfrentan a situaciones
de riesgo dentro del hogar.

La fragmentación del tejido social y la falta de políticas públicas que ofrezcan alternativas de solución agudizan estos fenómenos en la entidad, los cuales no son exclusivos de hogares marginados o pobres, ya que también suceden en hogares en los que ambos padres tienen una fuente de ingresos.

Una explicación posible a estos fenómenos que cada vez se generalizan más a todos los estratos sociales tiene que ver con la percepción de los ciudadanos, pues así se refleja en la Encuesta Nacional Sobre Discriminación en México 2010, la cual señala que 24.3% de la población de Quintana Roo opinó que las niñas y los niños deben tener los derechos que sus padres les quieran dar, y 1.3% de los encuestados aseveró que no tienen derechos por ser menores de edad.

Estos escenarios revelan la violación de algunos derechos de niños y adolescentes, señalados por la Comisión Nacional de Derechos Humanos, tales como el derecho a la vida, a la supervivencia y el desarrollo, a la prioridad, a vivir en familia, a vivir en condiciones de bienestar, a un sano desarrollo integral y a la educación, entre otros. Por su parte, uno de los indicares que refleja la calidad de vida de este sector de la población es el Índice de Desarrollo Humano de Niños y Adolescentes, el cual coloca a Quintana Roo en el lugar nacional número 15 durante el 2012.

Otro indicador que esboza el panorama general de la situación en la que se encuentran los menores de edad es el Indicador de Mortalidad Infantil, que posiciona al estado en el número 20 en todo el país.

Durante el año 2013, en Quintana Roo las principales causas de muerte de los niños menores de un año fueron afecciones originadas en la etapa perinatal, seguidas de 
malformaciones congénitas, deformaciones y anomalías cromosómicas y accidentes.

Tabla 4.16 Defunciones de menores de un año de edad según sexo y municipio de residencia habitual 2013

Por otro lado, en Quintana Roo prácticamente no existen políticas públicas para los jóvenes, prueba de ello es que en este estado, así como en Campeche, Chiapas, Guerrero, Tabasco, Veracruz y Yucatán se concentra el mayor porcentaje de jóvenes que no estudian ni trabajan.

Durante el año 2012, 36.4% de los jóvenes de 12 a 19 años de edad se hallaba en situación de pobreza, estrechamente vinculada con la falta de acceso a la educación y al empleo y, desde luego, a la marginación.

Por lo que respecta a las adicciones, la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas en Estudiantes 2014, señala que en Quintana Roo el 22% de los estudiantes de secundaria y bachillerato consumían drogas, esto quiere decir que es uno de los estados con la prevalencia más alta en el consumo de estupefacientes, sólo superado por la Ciudad de México, que concentró el 25%.

Resulta aún más preocupante el primer lugar que ocupa la entidad en el consumo de drogas en estudiantes de primaria, que es de 5.9%. En cuanto al consumo de alcohol y tabaco, Quintana Roo también se ubica en los primeros lugares de la tabla nacional.

Asimismo, el estado se mantiene en el primer lugar en embarazos en adolescentes de 15 a 19 años de edad, de acuerdo con datos del INEGI. Esta situación se relaciona en muchos casos a problemas de abusos o violencia sexual, al contagio de enfermedades de transmisión sexual y a riesgos de salud en las madres adolescentes, ya que no poseen condiciones físicas favorables para el embarazo.

Aunado a ello, el abandono escolar es una de las principales consecuencias, que sumadas a la pobreza en la que ya viven los adolescentes, perpetúan la pobreza  generacional.

Por último, en el estado se registran índices de suicidio por arriba de la media nacional. En 2013, el grupo etario de 15 a 19 años fue el que concentró la mayor incidencia, seguido del grupo de 24 a 29 años de edad.

Se debe tener presente que las oportunidades de desarrollo que se les brinden a los menores, adolescentes y jóvenes determinará la calidad de vida de las generaciones presentes y futuras. Por ello, impulsar su desarrollo, respetar sus derechos, ampliar sus oportunidades de sana recreación, educación, salud y alimentación, son esenciales para hacer de Quintana Roo un estado incluyente, próspero y competitivo.