RECOMPOSICIÓN DEL TEJIDO SOCIAL

La aparición de nuevos fenómenos sociales, como el del niño llave o niño cadena, así como la inseguridad, aunados a la falta de oportunidades para el desarrollo de algunas regiones en la entidad, han sido factores clave en la descomposición del tejido social que tanto vulnera el bienestar de la población quintanarroense en su conjunto. 

El incremento en el número de homicidios, el aumento en las adicciones, así como en el porcentaje de violaciones, la insatisfacción con la vida y la desconfianza en las relaciones sociales y en la actuación gubernamental son sólo algunas de las manifestaciones de esta descomposición.

El tejido social es un elemento fundamental para garantizar la gobernabilidad y el bienestar de los habitantes de una entidad. Éste refleja el grado de pertenencia, solidaridad y cohesión existentes en un grupo de individuos.
Es en el seno de las familias donde se constituye el tejido social y es a través de las relaciones interpersonales en donde éste se consolida mediante el respeto, la confianza, el apoyo y la participación.
Las relaciones sólidas derivadas de lo anterior, reciben la denominación de capital social, el cual se refiere a la capacidad de los individuos de colaborar entre sí en diferentes circunstancias y propiciar el desarrollo y el bienestar comunitario para mejorar su calidad de vida.
Una sociedad en la que impera un tejido social fuerte se caracteriza por la seguridad, la paz y la armonía que se vive en ella; por el contrario, su debilitamiento da pauta a la formación de nuevos problemas sociales que obstaculizan el desarrollo individual y colectivo.
El deporte y la cultura son componentes indispensables que le dan fortaleza al tejido social, ya que a través del primero se promueve la sana convivencia, se adquieren valores socialmente deseables y se contribuye a la transformación social favorable.
Igualmente, la cultura refuerza los lazos entre las personas, contribuye a la conformación del capital social, estimula la creatividad como elemento fundamental para el desarrollo humano, así como también promueve la confianza y la creación de vínculos de inclusión y participación; además, la cultura genera identidad y pertenencia.

Cohesión Social


Datos de la OCDE 2015 ubican a Quintana Roo en la posición número 30 con respecto a la dimensión denominada comunidad, relativa a la calidad de la red social de soporte. Dicho indicador expone el debilitamiento del tejido social en la entidad, al demostrar que los quintanarroenses sienten desconfianza en sus redes sociales de soporte, ya sea que éstas se conformen por la familia, amigos o vecinos, entre otros grupos de interés socioafectivos.
Cada vez son más comunes los casos de abandono de infantes por parte de sus padres o tutores, ya que estos generalmente se ausentan del hogar durante mucho tiempo para cubrir sus jornadas laborales. En otras circunstancias, se registran episodios de violencia hacia los menores y las mujeres, principalmente, en los que un alto porcentaje de los agresores es un miembro de la familia.
Del mismo modo, la inseguridad, la inequidad social y la falta de programas orientados al fortalecimiento del tejido social generan desconfianza entre los miembros de una  comunidad. A esto se agrega la desconfianza hacia las decisiones del gobierno, derivado de los nulos resultados en la atención de los principales problemas que aquejan a la entidad.
La suma de lo anterior influye en la satisfacción que sienten los quintanarroenses con su vida, por lo que Quintana Roo ocupa el número 20 nacional en este indicador evaluado por el mismo organismo.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) es una instancia gubernamental que mide el grado de cohesión social en México, entendida a grandes rasgos como el consenso existente entre los miembros de una sociedad o el grado de pertenencia a un grupo que se determina a través de cuatro indicadores: el coeficiente Gini, la razón de ingreso, el grado de polarización social y el índice de percepción de redes sociales.
Quintana Roo tiene un coeficiente Gini de 0.475 en una escala de 0 a 1, donde el valor de 1 equivale a la mayor desigualdad entre la población respecto a la distribución del ingreso y el 0 corresponde a condiciones de equidad. La puntuación obtenida por la entidad remite a una sociedad con grandes desigualdades económicas, sobre todo al compararse entre municipios y, por tanto, demanda acciones de gobierno enfocadas a disminuir la brecha existente entre diferentes segmentos de la población y generar una mayor equidad.

En relación a la razón de ingreso, la entidad obtiene una puntuación de 0.08, la cual refleja las asimetrías que hay entre los ingresos de las personas en pobreza extrema y los de las personas no pobres y no vulnerables. Hay que subrayar, no obstante, que si bien la brecha no es muy grande entre los municipios que conforman el estado, debe  nalizarse de manera particular si estas desigualdades se dan por región, ya que la actividad económica de algunos municipios que viven del turismo y sus actividades adyacentes distan de la realidad de municipios pertenecientes a la región maya y la región sur, pues los ingresos percibidos por los habitantes de dichas regiones no sólo son menores, sino que en los últimos años han ido en decremento. Esta inequidad es uno de los elementos que debilitan el tejido social.


Por último, el Coneval clasifica a la entidad en un nivel medio en relación al índice de percepción de redes sociales.


Las políticas orientadas al fortalecimiento del tejido social deben considerar, además de los elementos anteriormente señalados, la composición y la dinámica
de las familias quintanarroenses.


En este sentido, destacan datos de un censo de 2010, en el que se registra un total de 280 mil 790 hogares encabezados por hombres, mientras 82 mil 276 hogares tienen a una mujer como jefa de familia, considerando que el tamaño promedio de los hogares es de 3.6 personas. Se requiere, entonces, diseñar e implementar políticas específicas que tengan como objeto principal la familia, y la fortalezcan y la impulsen para ser el centro de una sociedad unida y próspera.

Tabla 4.5 Hogares censales y su población por tipo de hogar censal según sexo de la jefa o jefe del hogar al 12 de junio del 2010

Asimismo, destaca la dinámica familiar como un elemento explicativo del fortalecimiento o debilitamiento del tejido social, ya que su unión, los lazos de confianza, el respeto  entre sus miembros, los entornos de paz y armonía, así como el grado de convivencia sana entre los miembros de la familia son fundamentales.

Un panorama general de lo explicado en el párrafo antecedente lo aborda la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de la Familia en México 2011 elaborado por el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), siendo dicho contexto un reflejo de las familias quintanarroenses.


Uno de los hallazgos interesantes de esta encuesta es que las condiciones de vida de las familias determinan la calidad de la convivencia que dentro de ellas se produce, pues a menor escolaridad mayor es la convivencia a la hora de la comida; no obstante, a mayor ingreso del jefe de familia mayor es el número de actividades recreativas realizadas por los miembros que la componen.


De acuerdo a la situación descrita, las estrategias de fortalecimiento del tejido social deberán tener como eje principal las familias y tomar en consideración lo que se ha expuesto hasta ahora. Asimismo, deberán promover la realización de actividades recreativas colectivas, así como incentivar la convivencia vecinal, fomentar valores e impulsar esquemas novedosos de coparticipación con el gobierno en la solución de problemas, para hacer de Quintana Roo un lugar en el que impere la armonía, la paz y la confianza entre sus habitantes, y para que cada uno de ellos se sienta satisfecho con su vida y acceda a una mejor calidad de vida.