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La ciencia que genera riqueza

La ciencia que genera riqueza

CANCÚN, Q.ROO.- El afán de innovación y de perpetua curiosidad que domina la vida de Víctor Manuel Alcérreca Sánchez viene desde sus tiernos años en Cozumel, cuando supo que su abuelo, Federico Alcérreca, construía faros.

Eran los años 40 del siglo pasado y la Isla de las golondrinas rebosaba de naturaleza y belleza, y el actual Director General del Consejo Quintanarroense de Ciencia y Tecnología vivía en una libertad única donde supo, a temprana edad, lo vital que eran los instrumentos de señalamiento y orientación marítima de la época.

Varias décadas después tiene la satisfacción de haber creado y consolidado una red de cuatro planetarios que ningún otro estado del país posee, la primer película para domo completo sobre arqueoastronomía maya y el establecimiento de 140 clubes de ciencia que cuentan, cada uno, con telescopios que comparten 10 alumnos, desde primaria hasta educación media superior, guiados por un maestro.

¿Sus palabras clave? Integración y coordinación.

Más bienestar social con ciencia

Hay que mirar fuera de México. Corea, Finlandia, Suecia, Japón, son potencias científicas porque tienen una fuerte vinculación entre la iniciativa privada y la formación de recursos humanos, afirma el ingeniero que laboró 33 años para la industria petrolera mexicana.

“Samsung, por ejemplo, invierte en ciencia y tecnología más de dos veces de lo que invierte México completo. O como ocurre en Alemania, donde una sola empresa, la Volkswagen, invierten en ciencia y tecnología más de tres veces de lo que invertimos en todo México”, explica, “pero con otra particularidad: todos los resultados de esas investigaciones van a dar a sus productos y a final de cuentas determinan su ingreso, que es el factor de beneficio. Que es el factor de estar integrado y coordinado”.

Virtud adicional: en Corea, Alemania y Finlandia el gasto de ciencia y tecnología lo hace la iniciativa privada alrededor de un 70 por ciento. El recurso público es apenas del 30 por ciento. Aquí en México es al revés. Si no es el gobierno el que invierte, la Iniciativa Privada no pone.

Entonces, si se cuenta con todos los eslabones de esa cadena, y hay más participación de las empresas, los resultados serán evidentemente favorables para nuestra economía, asegura, y, al final de cuentas, para el empleo, el bienestar, el ingreso y los hábitos de vida.

Pero si no hay alguien que coordine y que busque que haya eficiencia entre cada eslabón va a llegar el momento en que quizás ya no vamos a sacarle provecho al primero, al anterior y al posterior. Por eso, siempre, insiste, tienen que haber esos dos fenómenos; el de integración y el de coordinación.

“En Quintana Roo estamos avanzando porque ya hay esta concepción”, afirma Alcérreca Sánchez, “pero todo esto requiere un cambio cultural porque no es simplemente decir que el gobierno tenga la decisión y que esté dispuesto a poner los recursos, necesitamos también una masa crítica, es decir, científicos”.

Nuevos centros de investigación

Alcérreca Sánchez, recordando sus tiempos como Secretario de Infraestructura, Medio Ambiente y Pesca, durante la administración de Joaquín Hendricks, ha impulsado varios proyectos científicos que están ligados con diferentes áreas productivas de la entidad.

“En aquella encomienda el medioambiente era lo primordial y por eso es que establecí en un tiempo récord muchos planes de ordenamiento ecológico-territorial”, detalla. “Ahora, en mi cargo en el Consejo Quintanarroense de Ciencia y Tecnología, decidimos responder la pregunta de cómo logramos que los jóvenes quintanarroenses se interesen por las profesiones científicas y, fundamentalmente, las ciencias duras, y cómo logramos que nuestra sociedad identifique y reconozca que en una época como la que vivimos la incorporación de nuevo conocimiento a sus formas de vidas es una garantía de mayor bienestar”.

La creación de los planetarios responde a esa pregunta. Así, el Planetario de Chetumal Yook’ Ol Kaab (”Nuestro Universo”, en lengua maya), el de Playa del Carmen Sayab (“Vena inagotable de agua”), el de Cozumel Cha’an Ka’an (“Observar o disfrutar el cielo”) y el de Cancún Ka’Yok’ (“Lo que nos rodea”) buscan impulsar el gusto por la investigación científica.

Pero los planes del ingeniero no terminan ahí, porque también se ha proyectado el Centro de Innovación para el Desarrollo de la Apicultura en José María Morelos porque ahí hay una Universidad Intercultural cuyos alumnos son hijos de apicultores de toda la vida y porque, el funcionario insiste, ahí están las condiciones sociales y de producción apícola y de origen de los estudiantes.

Un centro para el Desarrollo y la Conservación y Aprovechamiento del Recurso forestal Trópico Húmedo también es vital porque la selva de Quintana Roo, a pesar de los huracanes y a pesar de los taladores, sobre todo en la parte central y sur del estado, sigue siendo de las selvas de trópico húmedo mejor conservadas de toda la región.

Lo mismo ocurre con el Centro de Innovación para el Desarrollo Sustentable del Turismo, que ya cuenta con todo el diseño del proyecto, pero que, como ha ocurrido con el centro de apicultura, no ha sido aprobado por los evaluadores del Conacyt que tampoco aprobaron el quinto observatorio de la entidad en Felipe Carrillo Puerto. “Pero a Carrillo Puerto va a llegar”, asegura decidido “El ingeniero” como lo llaman todos sus colaboradores, “este año posiblemente no, pero yo estoy seguro de que lo vamos a tener porque ya tenemos la donación del terreno por parte del ayuntamiento”.

Vale lo que vale

La inversión del gobierno federal, a través del Conacyt, y del gobierno estatal en la red de planetarios ha sido importante porque se trata de una inversión que es pública.

Y es gracias a la actual administración que la paga de la plantilla laboral de los dos nuevos planetarios se resolvió porque el Secretario de Finanzas creyó en el proyecto.

Sobre el costo que tienen algunas actividades en los planetarios, el funcionario afirma: “No es un cobro porque no vale lo que la gente aporta, esto vale lo que vale, vale lo que la gente se lleva, vale lo que trasmitimos, yo quisiera que vieran lo que cobran en el Museo Papalote y en el Planetario Alfa de Monterrrey, pero ahí la inversión no es pública, es un negocio” Aquí, lo único que se cobra es una pequeña cuota para el mantenimiento porque todas las lámparas que se proyectan en el planetario tienen una vida útil y son lámparas que cuestan. Y de ahí empiezan los gastos. Pago de limpieza, pago de vigilancia, pago de mantenimiento interior de las áreas, pago de la luz eléctrica, reposición de equipos y materiales.

Todo en medio de un recorte presupuestal del Conacyt sin precedentes. El año pasado fue de un 9 por ciento. Y ahora, este 2017, es del 23 por ciento.

Pero como si se tratara de un marinero sabedor de vientos a favor, Víctor Manuel Alcérreca Sánchez dice sonriente: “La ciencia (en Quintana Roo) va”.

Así Lo dijo:

“¿Cuántos de los quintanarroenses comen del turismo y qué tanto del turismo tiene que ver con las playas? Esa es la importancia de la investigación científica en ese sector y de la creación del Centro de Innovación para el Desarrollo Sustentable del Turismo.

Víctor Manuel Alcérreca Sánchez, Director General del Consejo Quintanarroense de Ciencia y Tecnología.

 

Luces del siglo

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