Una de las mayores afrentas que recibimos los quintanarroenses fue que nuestro patrimonio se malbaratara, como si se tratara de venta de traspatio. Reservas territoriales completas y predios en las mejores zonas del Estado, de la noche a la mañana pasaron a manos de particulares, que “pagaron” por ellos precios risibles.
Desde luego que esto se hizo para beneficiar a un pequeño grupo de empresarios o prestanombres, ligados al gobierno pasado. Y lo hicieron con la complicidad del Instituto del Patrimonio del Estado de Quintana Roo, que afortunadamente ya dejó de existir, para dar paso a la Agencia de Proyectos Estratégicos del Estado de Quintana Roo (AGEPRO).
No sé trata sólo de cambiar de nombre, la transformación debe ser total, para dar resultados positivos a la sociedad. Por eso esta Agencia se distingue del Instituto porque ahora tiene participación ciudadana que vigilará su actuar.
La AGEPRO tendrá facultades para aprobar proyectos de Asociación Público Privada (APP) y no tendrá discreción para gravar o enajenar los bienes de dominio público del Estado, porque es el Congreso del Estado quien deberá autorizar si se puedan o no realizar estos procedimientos.
Ahora bien, cada que se pretenda realizar un proyecto de Asociación Público Privada (APP), se deberá mostrar que de verdad genera un impacto socioeconómico positivo, es decir, que los beneficios que percibirá la población son mayores que sus costos; si el Estado tiene viabilidad financiera; se fijan estándares de calidad; se garantiza que el mantenimiento sea adecuado y constante en todo el tiempo que dure el contrato, esto significa que la infraestructura que se genere siempre estará en buen estado y operando a su máxima capacidad.
Chetumal, Quintana Roo