Estamos habituados a pensar en el desarrollo desde una visión individualista. Es decir, que se deben privilegiar los esfuerzos personales, sobre los de las colectividades, para así ganar más terreno en un mundo altamente competitivo. Pero actuar así, nos puede privar de más beneficios en el mediano, corto y largo plazo.
Pensemos por un momento todo lo que se podría lograr si las acciones de una región fueran encaminadas a objetivos comunes, en donde lejos de pensar a las diferencias como obstáculos, las veamos como áreas de oportunidad.
Esto puede pasar en el turismo. Por ejemplo, la Región Sur-Sureste, integrada por los estados de Campeche, Yucatán, Quintana Roo, Oaxaca, Veracruz, Chiapas, Puebla, Guerrero y Tabasco, tiene riquezas naturales y culturales inmejorables, en muchos casos distinguibles de zona en zona y en otras tantas, compartida por la misma herencia.
Estas potencialidades deben ser aprovechadas al máximo. Esa es la propuesta del Gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín, quien ante sus homólogos de la Región Sur-Sureste, de la Conferencia Nacional de Gobernadores (CONAGO), hizo un recuento de lo que en materia turística esta región ha generado y puede generar.
Porque cuenta con inmejorables condiciones para el despliegue del turismo en todas sus dimensiones. Posee centros turísticos internacionales, instalaciones para segmentos de reuniones, capacidad instalada para el turismo de negocios, y recursos de alto nivel para turismo ecológico, alternativo, cultural, etc.
Lejos de una visión de competitividad, la región debe aprovechar las capacidades de todos los estados para establecer una estrategia macro regional, que potencie la suma de las partes y aprovechen las acciones hasta ahora dispersas, desde una visión económica y social. En suma se trata de mantenernos unidos, también en el turismo.
Chetumal, Quintana Roo